Música, melodía, alcohol para las heridas, fuente de esperanza.
Lentas, suaves, rápidas, pegadizas. Música para bailar hasta el amanecer y comerse el mundo… o música para enamorar, un baile de dos, sombras ligeras elevándose hacia las nubes, elevándose por amor.
Melodía para tranquilizar, para seguir el ritmo tamborileando con los dedos encima de una mesa mientras bebes algo y tu mente se ausenta, sueña… nuevas emociones, promesas aún por cumplir, deseos de amor, ansias de libertad.
Alcohol para las heridas del corazón, para olvidar un fracaso, un amor perdido, un ser querido que se ha ido, la mala suerte del destino…
Fuente de esperanzas para encontrar en cada ritmo, cada palabra, cada rima, la respuesta a todas tus preguntas.
Porque pensamos que quizás detrás de un título, se encuentre la canción de nuestras vidas, la que describirá nuestra historia plasmada en un trozo de papel. Esa canción que nos dará ánimos para seguir adelante, para luchar, para brillar. Esa canción que habla de amistad, de amor, de deseos, de esperanza… y que te acompañará en todos tus veranos y en las noches lluviosas y frías de invierno. Que recorrerá todo tu ser con un escalofrío, que te hará llorar, te hará sonreir, la sentirás muy dentro de ti. Formará parte de tu vida. Desde que la escuches por primera vez... para siempre.
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