Sé que me ves tirada, como cualquier otra, en la calle buscando una copa más que me saque de la realidad, mendigando cigarrillos a medianoche, al calor de la luna y las estrellas, buscando jaleo en las esquinas y negociando con hombres cuál es la mejor forma de mirar... triste panorama, ¿verdad?Me imaginas así de perdida, sin saber cuál es mi dirección y sin molestarme si quiera en buscarla, demasiado dolida por los fracasos del pasado y cargada de lágrimas para derramar en cualquier bar a las afueras de la ciudad...Supongo que pensarás que soy desgraciada, que estoy ahogada en los recuerdos y que he perdido la poca dignidad que me quedaba. Te sueno avergonzada y quizás hasta te regodeas en tu calma al soñar conmigo pidiéndote a gritos cualquier oportunidad barata para dejarme cambiar el mundo que ella te ha plantado en la cara por el mío, más fuerte y destructivo pero lleno de recuerdos que me ablanden lo que no está escrito...Pues sorpréndete. Esa no es mi historia, no voy llorando por las esquinas. Me acuerdo de tu cara y sólo me entra risa. Disfruto cada día y te olvido poco a poco, aprendo de los errores de los demás y no he vuelto a caer en las mismas piedras en las que tú me soltaste de la mano. Esta vez el camino lo desando sola para volver a empezar lo que estaba perdiendo. Tú vuelves con nueva, buena compañía, al punto de partida y miras de reojo a ver si encuentras alguna mueca en mi boca, pero no. Sólo hay sonrisas. Ya no me dan miedo las sombras del ayer, ya miro hacia delante sin miedo a perder, pienso que todo es posible y me niego a esforzarme más de lo justo. No es ley del mínimo esfuerzo, es ahorro energético. Seguramente esas fuerzas que no estoy malgastando ahora, como hice contigo, me hagan falta en otra ocasión, quizás dentro de mucho tiempo... para volver a superar lo que ya está superado, o para abrazar con mucha fuerza, o para besar con mucho arte, o para cantar bien alto... tú sorpréndete, quédate helado... estoy llena de vida.