martes, 12 de abril de 2011

Hace tiempo encontré una pequeña cajita de zapatos donde guardaba todos mis recuerdos. La abrí, y allí encontré varias cosas, algunas de ellas muy interesantes: una entrada para un concierto al que fui con un grupo de amigas con el que ahora apenas hablo, un billete de avión a Ginebra para ir a visitar a mi exnovio, una foto con todos mis compañeros de instituto… Todos esos momentos que te quedan grabados en la mente y que no se van, ni siquiera con el tiempo, como todo el mundo dice. Cada risa, cada melodía, cada beso, cada palabra una forman ya parte de mi, y si alguno de ellos desapareciera y se fuera para siempre sería como si faltara trocito de mi alma. Pero con el tiempo he aprendido que sin ellos yo no sería nada ni nadie. Y que cada persona pasa a formar parte de tu vida en el momento en el que compartes un recuerdo con ella.

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